(Tinchebray, Francia, 1896-París,
1966) Escritor francés. Participó durante tres años en el movimiento dadaísta,
al tiempo que investigaba el automatismo psíquico a partir de las teorías de
Charcot y Freud sobre el inconsciente, que había descubierto durante sus
estudios de medicina. Por último, en 1924, rompió con Tristan Tzara, acusándole
de conservadurismo, y escribió el texto fundacional de un nuevo movimiento, el
Manifiesto del surrealismo.
Con una prosa casi poética y un
estilo emotivo y exaltado, postulaba la existencia de una realidad superior a
la que sería posible acceder poniendo en contacto dos mundos, la vigilia y el
sueño, que tradicionalmente se habían mantenido separados. Reivindicaba la
liberación del mundo del subconsciente y con ello una nueva forma de pensar que
terminara con la dictadura exclusiva de la lógica y la moral.
El nuevo grupo surrealista nació
con un fuerte componente sectario, promovido en gran parte por el propio
Breton, quien desde la «ortodoxia» surrealista denunció numerosas
«desviaciones», la menor de las cuales no fue, sin embargo, su propio intento
de politizar el movimiento a raíz de su afiliación al Partido Comunista (1927).
El Segundo Manifiesto surrealista (1930) responde a la voluntad de insertar el
surrealismo en unas coordenadas políticas y revolucionarias, lo que provocó
grandes disensiones en el grupo. Sin embargo, en 1935, Breton
rompió con el Partido Comunista y viajó a México, donde su relación con Trotski
le llevó a redactar un tercer manifiesto en 1941. Entre sus obras destaca la
novela Nadja (1928), a la que siguieron otras, como La inmaculada concepción
(1930) o Los vasos comunicantes (1932). En 1946 regresó a su país y fundó
nuevas revistas surrealistas, al tiempo que mostraba su oposición al realismo
imperante en literatura y en especial a Albert Camus.