Muchas fueros las obras y muchos los poemas escritos durante el inicio de la corriente vanguardista; es por eso que aquí se presenta una breve selección de obras y poemas de aquellos que, desde su perceptiva de vida, participaron en dicha corriente dejando así un legado presente hasta nuestros días.


André Breton.

El amor loco.

A pesar de ser uno de los escritos fundamentales de André Breton, El amor loco (1937) sigue siendo casi un enigma para el lector español, ya que sólo existe una versión mexicana de 1967 que no circuló entre nosotros. Juan Malpartida, editor y traductor de esta primera edición española del clásico surrealista, lo define como “azar, hallazgo, pasión”, como “libro de vagabundeo” de indudable valor, y destaca cómo “seguir a Breton por sus vagabundeos por París o Tenerife es asistir al acto mismo de la creación poética”. Juan Manuel Bonet, uno de los grandes especialistas en las vanguardias, pone en suerte la obra, que publica esta semana Alianza, y de la que EL CULTURAL anticipa unos fragmentos, con España, el cine y la pasión de fondo.

Descargar: El amor loco.



Antología Poética.

Los libros de Breton configuran ante todo una inmensa aventura metafísica en busca de la razón de vivir. El lector podrá seguir aquí una trayectoria completa de su pensamiento a través del derrotero que establecen sus obras fundamentales.





Guillaume Apollinaire.


Ideogramme.

Imágenes compuestas de fragmentos de lenguaje hablado, donde no importa la lógica gramatical, sino la lógica ideográfica que conduce a un orden.


Descargar: Ideogramme.






Las once mil vergas.

Publicada por primera vez en 1907, en una de las clásicas ediciones de literatura indecorosa clandestina de la época, Las once mil vergas fue primeramente consagrada como novela surrealista a principios de los años treinta, gracias a los elogios de Georges Braque, y posteriormente, en los años sesenta, ensalzada como una de las más representativas de las novelas pornográficas.

Es una fantasía desmadrada, una ensoñación sadomasoquista sin límites, llena de una humor macabro y violento, morbosamente recomendable para lectores faltos de seriedad.







Selección poética.

"Los grandes poetas y los grandes artistas, tienen, como función social, una incesante renovación de la apariencia que la naturaleza pone ante nuestros ojos. Sin los poetas, sin los artistas, los hombres se sentirían pronto aburridos de la monotonía de la naturaleza" (Palabras de Guillaume Apollinaire, poeta francés de inicios del siglo XX y uno de los precursores del surrealismo).





Paul Éluard.



Poesía.

" Y al feo lenguaje con que se bastan los charlatanes, ese lenguaje tan muerto como las coronas de nuestros frentes semejantes, reduzcámoslo, transformémoslo  en un lenguaje encantador, verdadero, de intercambio común entre nosotros".  Estas palabras de  Paul Eluard  (1895 - 1952) son una sencilla definición de lo que es su poesía, siempre basada en tres conceptos básicos en él: amor, poesía y verdad.







Tristan Tzara.


El hombre aproximativo.

Tristan Tzara escribió  El hombre aproximativo durante los años 1925 a 1930.  A través de sus 19 cantos el autor bucea en la condición cósmica del hombre, un ser  “grande e insignificante entre las joyas de escarcha del paisaje”, un  “montón de carnes ruidosas y de ecos de consciencia”.

La ausencia de puntuación nos desorienta. Los significados son múltiples y a veces contradictorios.   ¿Quién se atreve a leer a Tzara?








Mírame y sé color.

"mírame y sé color
más tarde
tu reír como sol por liebres por camaleones
aprieta mi cuerpo entre dos líneas anchas que el hambre".